Los Duendes Peregrinos de Armando Tolosa.
Los niños de los trenes/ reflejan la distancia y el olvido
reparten estampitas y en sus ojos morenos/ esconden un misterio.
A veces por las noches/ volviendo a ningún lado descubren un asiento
y se acurrucan despacio y un rumor de suburbio/ les acompasa el sueño.
Si ves un niño así, amigo, dale algo/ tal vez una sonrisa sea mejor que una moneda
mas no lo dejes ir pensando que en la vida/ no hay nadie que acaricie su cabeza.
Adultos a la fuerza/ precoces caminantes, deambulan sin destino
y agitan los andenes como toda experiencia/ cual duendes peregrinos.
De a muchos se hacen fuertes/ y ríen, socarrones, rajándole a los guardas
pero son pequeños e indefensos gorriones/ muy lejos de sus casas.
Los niños de los trenes/ encarnan la ceguera y el descuido/ susurrando preguntas de difícil respuesta/ en todos los oídos.
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