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Con su peculiar fusión de las baladas de aire medieval con los ritmos del norte argentino. La Fuente ha logrado que los huaynos tengan sabor a Romeo y Julieta, y que las melodías de los trovadores suenen asombrosamente bien con zampoña y charango. Sus presentaciones en vivo llegan a un clima casi irreal en lo que no queda bien definido si son juglares, o indios, o ambas cosas a la vez. Y para su legión de admiradores –cada vez más nutrida- este álbum grabado en forma independiente en los estudios MIA será una buena forma de conservar en casa la magia que La Fuente reparte a manos llenas en sus conciertos. Aquí brillas “La verdad siempre vive escondida” (el huaynito que cantamos hasta quedar afónicos), el estremecedor “réquiem a la civilización incaica” y el conocido “Dame algo de tu polen”. Entre otros temas, se destaca “De este valle viejo”, una conmovedora composición de Andy que es una maravilla de arreglos e imágenes. La mezcla es regular y –el precio de la experiencia- algunas fallas ocasionales de afinación o súbitas entradas de flauta traversa opacando las voces, no permiten un “10” en este aspecto. Pero la ya de por sí arriesgada producción independiente quita peso a estas pequeñas manchas. La Fuente tiene talento, poesías excelentes, buenos músicos, y largos años de venirla peleando. El disco puede encargarse escribiendo a Vicente López y Planes 674 (1636), La Lucila, Buenos Aires. Los que por primera vez escuchan hablar de La Fuente, prueben su dedicación, sus letras y su ternura sin límites merecen todo nuestro respeto.
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